Allá por el tiempo de los godos en Sevilla, el rey Amalarico y su esposa Clotilde tuvieron por palacio la antigua Acrópolis, que estaba donde hoy el Alcázar. Pasada la luna de miel entre ambos empezaron a tener algunas duras peleas, pues Amalarico profesaba la religión arriana con un fanatismo descomunal, mientras que Clotilde estando educada en el catolicismo es lo que practicaba.
El rey Amalarico, sin renunciar a su religión arriana intentaba una y otra vez convencer a su esposa Clotilde que adjurase del dogma católico. Al no conseguirlo este pesado cabrón es cuando empieza a maltratarla sin piedad alguna, por lo que laprincesa harta ya de sufrir y sin existir como hoy el 016, tuvo la idea de pedir ayuda a sus hermanos. Pero la pobre no encontraba el modo de hacerlo por no confiar ni en su sombra de tantos demonios que a su alrededor tenía.
Clotilde cada vez peor, aprovechó el viaje de unos caballeros de la Corte visigoda de Sevilla que tuvieron que ir a la Corte de Francia para negociaciones militares. Es entonces cuando Clotilde le envía unos cuantos pañuelos de cierto tejido que era propio del país, porque en Sevilla no se encontraba y para que no hubiera confusión saco un pañuelo que llevaba con ella y lo entregó a un guerrero diciéndole que se lo entregara a su madre. Cuando la madre de Clotilde recibió en su Corte el pañuelo enseguida se dio cuenta de que a su hija le pasaba algo grave, observando el pañuelo por si tenía algún signo que le diera alguna pista de lo que le ocurría a su hija, encontrando en uno de los bordes una mancha de sangre que puso Clotilde, para alertar de este modo que estaba en grave peligro, es cuando de inmediato la madre convoca a los cuatro hijos para que fueran en busca de su hermana y así salvarla de aquel calvario.
Teniendo el maltratador de Amalarico noticias de la entrada de los hermanos de Clotilde en sus territorios abandonó Sevilla para enfrentarse a sus cuñados. Pero por fortuna le dieron muerte al cabrón de Amalarico estos en el año 531, regresando Clotilde a Francia donde se dedicó hasta su muerte a hacer el bien. Por desgracia, en la historia pasada igual que hoy siempre hubo hijos de putas maltratadores.
