La Santa Ana y la Virgen niña del Salvador.


Portentoso grupo escultórico que está considerado una de las mejores obras del gran escultor José Montes de Oca.

La talla está realizada en madera policromada y su tamaño mayor que el natural, midiendo la imagen sedente de Santa Ana 150 cms de altura. Un  magnífico grupo escultórico, que si usted no lo ha visto pero si el acuario de Sevilla, sería penoso.

El retablo de la Virgen del Rocío del Salvador.


Este bello retablo se encuentra situado en el muro de la nave del Evangelio, siendo una obra en madera dorada y atribuida a José Maestre entre 1718 y 1731. Retablo que se compone de banco, cuerpo de tres calles y ático en forma semicircular, que en su origen fue dedicado a los arcángeles Miguel, Rafael y Grabiel, y desde mediados del siglo XX lo preside la maravillosa Virgen del Rocío, réplica de la patrona de Almonte y propiedad de la Hermandad del Rocío de Sevilla, obra realizada por don Sebastián Santos Rojas.

Dos pequeñas calles laterales del retablo están ocupadas por los arcángeles San Rafael y San Gabriel, hallándose en el centro del ático una pequeña hornacina en la cual se ubica una Inmaculada y tras esta un sol en relieve. El Salvador, todo un Museo digno de ser visitado.

Como la vida misma. Un tonto para todo.


Igual que hay un tonto para todo, también hay un Santo  para todo y aquí va un ejemplo: San Wilfredo de York, un Santo que podría ser el patrón de los sándwiches de York, esos que para muchos papis y mami con las prisas casi siempre a ellos recurren.

Como la vida misma. Caracoles.

Época de caracoles con cuernos de toda la vida de Dios, para que me entiendan, lo que algunos llevan en lo alto de la cabeza, con la única diferencia que el de los caracolitos son comestibles y el del ser humano son para torear.

Como la vida misma. Perdidos.


Algunos están más perdidos y desorientados que el Desordenado Consejo de Cofradías.

Los púlpitos de la Iglesia del Salvador.


Se encuentra en la entrada del presbiterio y adosados a los pilares de la Iglesia del Salvador de Sevilla dos bellísimos púlpitos, realizados en mármoles polícromos de tono rojo, blanco y negro.

Los púlpitos fueron realizados en el siglo XVIII, uno en 1734 por Vicente Bengoechea y el otro en 1778, a imitación del primero por el cantero Julián del Villar, estando ambos púlpitos decorados con los cuatro Evangelista en pequeñas hornacinas rematadas en forma de venera. Dos joyas como tantas otras que guarda esta maravillosa Iglesia del Salvador de Sevilla.