Azulejo de la Virgen de Gracia y Esperanza en la calle Caballerizas.


Nos podemos encontrar con este azulejo en el número 3 de la calle Caballeriza, en el que vemos el paso de palio de la Virgen de Gracia y Esperanza. Un azulejo que conmemora el esperado paso de esta Cofradía del Domingo de Ramos a su regreso a la Parroquia de San Roque y que fue realizado en cerámica Santa Ana, con la curiosidad de estar plasmado en el mismo los versos del mejor Pregón que se ha dado en Sevilla, el de Don Antonio Rodríguez Buzón en 1956.

Como curiosidad comentar, que fue el propio Rodríguez Buzón quien regaló poco después del pregón este azulejo al dueño de la casa, don José María Candau, quien  por aquella época era Hermano Mayor de la Cofradía del Amor, siendo este azulejo creo  el único en Sevilla que reproduce un paso de palio.
                                          
Texto del azulejo.
                                      A compás la cera llora
                                    cuando viene de regreso,
                                   quedando en el aire preso
                                  todo el grito que le implora.
                                     Su luz del rostro le dora
                                     dibujándolo en sonrisas,
                                       Y al dejar Caballerizas
                                   los blancos muros rozando.
                                       Una voz le va cantando
                                    al son de los guardabrisas.         
                      
   

El retablo cerámico de la Soledad de San Buenaventura.


Para ver una obra de arte en Sevilla no siempre hay que entrar en un templo o edificio, también sus calles están llenas de grandes obras como la de Carlos Cañal, donde se encuentra la iglesia de San Buenaventura y en su fachada podemos ver este maravilloso retablo de la Virgen de la Soledad de San Buenaventura.

Fue el Hermano Mayor Enrique Piñal de Castilla y Márquez quien le encargó este fantástico retablo cerámico a Enrique Arce, su última obra importante en 1951, siendo bendecido el mes de Abril de 1952, meses antes de su muerte.

En este inigualable retablo cerámico conbinó el artista su faceta como pintor ceramista con la de escultor. Todo una maravilla y uno de los mejores retablos cerámicos de Sevilla, que si usted no lo ha visto no dude en visitarlo lo antes posible.