El Anfiteatro de Itálica.


Se encuentra en Santiponce (Sevilla) el majestuoso Anfiteatro de Itálica, no teniendo por él paso del tiempo nada que ver con lo que fue. Considerado como uno de los Anfiteatros más grandes del mundo, era capaz de albergar a más de 25.000 personas, toda una bestialidad si tenemos en cuenta que la Ciudad no pasaba los 8.000 habitantes, siendo construido en tiempos del emperador Adriano.

Mide en planta su eje mayor 154 m. y el menor 130 m. Todo un mundo para dar un pregón de Semana Santa, ahora tan de moda otra vez en el mundo capillita.

La estructura del gigante Anfiteatro es de opus-caementicium, hormigón y revestido de sillares de piedra o ladrillos según la zona, siendo cubierta de mármol las zonas más importantes. Celebraban en su arena luchas de gladiadores, simulacros de caza y peleas de animales, por lo que en su centro hay un subterráneo rectangular que es la fosa bestiaria, donde se metían a los animales que accedían por dos galerías con rampas a la esperada escena por todos los allí presentes.

La fosa quedaba cubierta con una estructura de madera sobre la que se echaba arena, realizándose ocho pilares de ladrillos para su sujeción. Hoy, en la fosa habría que meter a más de uno y al animal sacarlo para que viera tan lindo espectáculo. Pero no puede ser.

La Encarnación de Herrera el Viejo del Convento de San José.


Bellísimo retablo el que vemos en la foto de la Encarnación, obra realizada por Luis de Figueroa fechado en 1627.

Destaca del retablo el fantástico lienzo central del pintor Francisco de Herrera el Viejo, una pintura digna  de cualquier Museo, y que Sevilla la tiene en ese otro gran Museo que es la Ciudad al completo.

Pintura de Herrera el Viejo.