Esta tradición tan arraigada en Sevilla y no otras inventada por cuatro aburridos capillitas si lo es, pues procede el nombre de las lágrimas que derramó San Pedro en el atrio de la casa de Caifás (no en el atrio de una Basílica o Iglesia en Semana Santa), en Jerusalén, cuando negó tres veces a Jesús (hoy muchos que van de Santo niegan no sólo tres veces, sino mil). Por esto se celebra en la festividad litúrgica del Santo.
Las Lágrimas de San Pedro se convierten en toques de cornetas, que se remontan al siglo XV (ayer por la mañana), cuando al volver el Infante Don Fernando de la Conquista de Antequera, se hicieron grandes rejocijos y repiques como en la noche de San Pedro. Esto y lo vuelvo a repetir si es tradición, no otras que no son absolutamente nada, sólo el aburrimiento de unos cuantos aburridos o tontos capillitas que están todo el día con la palabra tradición en la boca.
Hay que decir, que está tradición se recuperó en 1983, tras 28 años totalmente olvidada gracias al escritor don Antonio Burgos y al empresario hostelero Rogelio Gómez con la ayuda del canónico de la Catedral Federico María Pérez Estudillo y el director de la Banda del Sol, Eusebio Álvarez Ossorio, consiguiendo que se volviera a interpretar Las Lágrimas de San Pedro en 1986. Esto si es una tradición de verdad.
