La Casa de Juan de la Rosa de Aníbal González.


La Casa de don Juan de la Rosa se encuentra en la Avenida Luis Montoto de Sevilla, la que levantó el gran arquitecto don Aníbal González en 1905.

Destaca de esta espectacular Casa el uso de sus ladrillos color ocre y albero con bellísimas morduras. Un edificio de dos cuerpos y de estilo modernista, el que ya quisiera un servidor para vivir en él y no un unifamiliar.

La Casa Laureano de Aníbal González.


Sevilla no solo está llena de Iglesias, también hay que fijarse de vez en cuando en sus edificios o casas como esta, auténtica joya que realizó el afamado arquitecto Aníbal González para don Laureano Montoto, su dueño.

Esta suntuosa casa  o edificio de estilo modernista lo proyecta Aníbal González en 1905, acabado sus estudios en Barcelona. Tiene este edificio la curiosidad, de ser una de las primeras obras de tendencia modernistas del arquitecto terminado en 1906. Se recomienda verlo en directo, todo un lujo.

Un San Francisco de Borja de Alonso Cano en el Museo de Bellas Artes de Sevilla.


Este San Francisco de Borja lo podemos ver en el muy desconocido Museo de Bellas Artes de Sevilla, segunda pinacoteca de España y muy poco visitado por los propios andaluces. Lamentable cuando algunos te dicen que han estado en el Museo tal y no conocen este maravilloso Museo sevillano y andaluz.

La pintura de San Francisco la realizó el genial pintor Alonso Cano en 1624 para la Casa Profesa de la Compañía de Jesús en Sevilla. Al estar Alonso Cano al igual que Velásquez para iniciarse en el arte de pintura en el taller de Francisco Pacheco, se puede apreciar en algunas obras como en este San Francisco de Borja, una de las primeras obras del artista influencias de Pacheco como en la iluminación.

Se representa el Santo jesuita contemplando con su expresión mística una calavera coronada. Mientras que a sus pies se sitúa tres capelos cardenalicios alusivos al título al que renunció nada más y nada menos que tres veces, apareciendo en la zona superior el monograma IHS de la Compañía de Jesús. De cuadros como este el Museo sevillano está lleno, simplemente hay que ir un poco más a visitarlo.

La Magdalena de Artemisa Gentileschi de la Catedral de Sevilla.


Esta maravillosa pintura de Museo se encuentra el la Sala del Tesoro de la Catedral de Sevilla, la que alberga una colección de pinturas que la hacen toda una gran pinacoteca.

 Está la Magdalena fechada en 1622, y por su grandísima calidad podemos repetirnos en decir, que más de un Museo daría cualquier cosa por tenerla entre sus obras. Pero como está aquí en Sevilla pues ni le echamos cuenta.

La genial pintora Artemisa, nacida en Roma (1596-1656) fue una artista de un gran reconocido prestigio en su época, llegando a trabajar para reyes y príncipes. Pero por desgracia, estando siempre a la sombra de los hombres  por el machismo de su tiempo, siendo triste, que una pintora de su calidad cayera en el mas absoluto olvido tras su muerte hasta 1916, que el historiador Roberto Longhi en un ensayo sobre la artista y el padre la describiera como la única mujer en Italia que supo algo de pintura, colorido, empaste y otros fundamentos que ya hoy quisieran tener mas de un  pintor de esos modernos.

Como es bien sabido ya, las mujeres en aquel tiempo no lo tenían nada pero nada fácil, y menos en el arte. El padre de Artemisa fue el pintor Orazio Gentileschi, seguidor de Caravaggio, que influirá bastante en la pintora, la que después de un tiempo trabajando en el taller de su padre paso a trabajar para el pintor Agostino Tassi, todo un Hijo de Puta que a continuación les contaremos.

Bueno, sería en 1612, cuando Artemisa sufriera una brutal agresión que la dejaría marcada de por vida. Tenía sólo 19 años cuando fue violada por el hijo de puta  del pintor Agostino Tassi, al que denunció al Tribunal Papal que puso en duda la historia sometiéndola después de todo a tortura para comprobar si la pintora decía la verdad ( como verán el machismo era descomunal). Celebrado el juicio fue expulsado el muy cabrón de Tassi de los territorios pontificios no solo por la violación de la genial pintora Artemisa, sino por intentar  también asesinar a su esposa y cometer otros delitos. Todo esto le causó tal trauma, que lo reflejaría a lo largo de su vida en más de una obra.

Con el cuadro de la Magdalena, la pintora Artemisa, su padre o el indeseable violador se podría hacer una gran película de intriga ambientada en la época. Pues otras películas se han hecho de otras historias y no han dado tanto como ésta.

Pintura eucarística de la Iglesia de San Isidoro.


En una de las fachadas de la Iglesia de San Isidoro de Sevilla podemos ver esta bella pintura mural eucarística. En el muro donde está la pintura se encuentra por dentro la magnífica Capilla Sacramental de la Iglesia.

Se puede ver en la pintura a Jesús Sacramentado adorado por Ángeles y las Animas del Pulgatorio. Una pintura curiosa por no ser muy habitual, que en el exterior de una Iglesia se encuentren pinturas, aunque no queremos decir con esto que no las haya.

Curiosidades cofradieras. Santa Ana en los respiraderos del Palio de la Estrella.


Se puede apreciar en el respiradero del lado izquierdo del maravilloso Palio de la Virgen de la Estrella este simpático grupo de Santa Ana, la Virgen y el Niño.

 Tiene este grupo, realizado por el orfebre Jesús Domínguez la curiosidad de ser representado tal como está la Santa Ana y la Virgen con el Niño en el retablo mayor de la Parroquia de Santa Ana de Triana.

La urna de San Fernando.


Se encuentra esta maravilla de urna ante el altar de la Virgen de los Reyes, Patrona de Sevilla en la Capilla Real de la Catedral sevillana, la que contiene el cuerpo incorrupto del Rey San Fernando, Patrón de Sevilla.

Esta fantástica obra fue realizada entre 1690 y 1719 por el orfebre jerezano Juan Laureano de Pina, con la participación también de otro orfebre. Una urna que está considerada como obra cumbre de la orfebrería barroca y está en Sevilla, Andalucía, no en el extranjero, y la que muchos no conocen pero si hablan de ella.

La urna está labrada en plata y sobredorada, bronce y cristal, siendo realizada por la canonización del Rey Santo en 1671. Descansa la urna sobre una peana de jaspe, la que está adornada con motivos vegetales y florales con un programa iconográfico de las virtudes (las que cada vez el ser humano tiene menos) del Rey San Fernando. Una obra digna de ver y ser analizada por su monumentalidad al igual que la Catedral donde se encuentra.

Urna de San Fernando.