La fe.


Muchas veces y así lo creo, la fe mueve mas dinero que montañas. Y cuando mueve montañas, serán de dinero.

El Palacio de la Condesa de Lebrija.


El maravilloso Palacio de la Condesa de Lebrija se encuentra en la sevillana calle Cuna, unos de los más ricos de toda Sevilla por su exquisita decoración de restos arqueológicos, esculturas, pinturas y otros objetos que fueron traídos de Itálica de un enorme valor  que quedan repartido por las diferentes salas de este Palacio de ensueño.

Este Palacio ni con una Primitiva se podría comprar.
Se comenzó a construir en el siglo XV, siendo su fachada de estilo manierista, Palacio que posteriormente fue ampliado. Destacan los arcos, adornos arqueológicos y los magníficos zócalos de azulejos, que tienen la curiosidad de proceder de algunos conventos sevillanos en ruinas, siendo la pieza reina aparte de la que hemos destacado la solería de opus sectile, que está compuesta por mármoles polícromos y el Dios del Pan en el patio central, encontrados cerca de Itálica.

Sería en 1901, cuando el bellísimo Palacio pasó a ser propiedad de Doña Regla Manjón Mergelina, Condesa de Lebrija, inteligente y sabia mujer que lo restauró y habilitó para que su gran colección de antigüedades fueran ocupando las estancias del Palacio. Como también su biblioteca de incalculable valor.

Palacio de la Condesa de Lebrija.





Felipe Morales Nieto


El escultor Felipe Morales Nieto nació en Sevilla en 1620, y falleció en la ciudad que lo vio nacer el 9 de Junio de 1694. Muy conocido por ser el autor de la bellísima imagen del Señor de la Sentencia de la Hermandad de la Macarena y a la vez muy desconocido en su otro oficio, el de bordador, tal como leen.

Se casó Felipe Morales Nieto en 1638, a la edad de 18 años con Juana de Viedna, con la que tuvo sólo una hija que se casó en la Iglesia del Salvador, de donde era hermano Felipe Morales de la Hermandad del Santísimo Sacramento y de la Hermandad de las Ánimas Bendita de dicha Iglesia.

Al ser nuestro artista bordador, como hemos comentado antes, se encuentra un interesantísimo manto bordado en oro de él en la Hermandad Sacramental del Salvador, obra que diseñó el propio Morales y que posee la no menos interesante imagen de Nuestra Señora del Voto. 

El histórico manto sirvió de inspiración para la realización de los magníficos bordados del Palio de la Virgen de la Concepción del Silencio en los Talleres de Olmo entre 1916 y 1918. Como también para diseñar el gran Rodríguez Ojeda la fantástica túnica Persa de 1908 del Señor de Sevilla.

Foto de Jesús Martínez. Señor de la Sentencia.


Foto ABC. Nuestra Señora del Voto.

El historiador Diego Ortiz de Zúñiga.


Nació el conocido historiador Don Diego Ortiz de Zúñiga en Sevilla en 1636, y falleció en la tierra que lo vio nacer el 3 de Septiembre de 1680. Sus restos están enterrado en la Iglesia de San Martín. 

Zúñiga perteneció a una familia noble, hijo de Juan Ortiz de Zúñiga y Avellaneda, Caballero de la Orden de Calatrava y de Leonor Luisa del Alcázar y Zúñiga.

Fue Ortiz de Zúñiga Caballero de la Orden de Santiago y Caballero Veinticuatro de Sevilla. En 1657, se casó con Ana María Caballero de Cabrera, con la que tuvo un hijo llamado Juan Ortiz de Zúñiga, I Marqués de Montefuerte.
Por encargo a Zúñiga del familiar de la Casa de los Ortizes de Sevilla, Alonso Ortiz de Zúñiga, II Marqués de Valencina, creó la grandísima obra de genealogía de su linaje con el título de " Discurso Genealógico de los Ortizes de Sevilla ", interesante obra. Pero no es esta obra la que encumbró a nuestro personaje, sería la que lo llevará a la gloria los famosos y muy conocidos " Annales Eclesiásticos y Seculares de la muy Noble y muy Leal Ciudad de Sevilla ", un voluminoso libro donde recoge los acontecimientos más importantes acaecidos en la ciudad entre los años 1246 a 1671, todo un referente para los historiadores actuales, los que muchos por desgracia ni siquiera saben que existe.

En Sevilla, en reconocimiento a la gran labor de Diego Ortiz de Zúñiga, el Ayuntamiento le dedicó una calle. Como también podemos ver su figura en la galería de los sevillanos ilustres de la fachada lateral del maravilloso Palacio de San Telmo, obra del escultor Antonio Susillo.