El arquitecto sevillano Fernando Rosales.

Este arquitecto, desconocido para muchos y llamado Fernando Rosales nació en Sevilla en 1758, falleciendo el 15 de Febrero de 1830. Fue nuestro personaje quien terminó la monumental Puerta de la Asunción de la Catedral de Sevilla, por la que usted seguro ha pasado más de quinientas veces.

Terminó Rosales los estudios de arquitectura en la Real Escuela de las Tres Artes de Sevilla, consiguiendo el primer premio de arquitectura.

Al trabajar para el Arzobispado de Sevilla, consiguió el 27 de Abril de 1797 el nombramiento de ayudante de Maestro de obras del Arzobispado, y en 1808 el puesto de Maestro Mayor. También fue Rosales profesor de arquitectura y Director de la Real Escuela de Sevilla.

Puerta de la Asunción de la Catedral de Sevilla.

El Mudo de Triana.


Hablar de El Mudo de Triana, cuyo nombre es Francisco Rodríguez Moreno es hablar de uno de los personajes más grande sin duda alguna que ha dado Triana. Todo un símbolo en la Catedral trianera, pues todo el que ha pasado por la Parroquia de Santa siempre lo ha visto cuidando de su templo, ayudando, encendiendo velas y muy pendiente de todo, porque es su casa, su vida y hasta su madre para este buen hombre.

El Mudo nació el 15 de Febrero de 1933, de familia gitana quedando huérfano a los cinco años de edad y sin nadie por ser asesinado su padre en la Guerra Civil y su madre fallecer poco después de una enfermedad, un drama como vemos conmovedor. Fue el buen párroco de Santa Ana quien acogió en su casa al Mudo cuando estaba solo y sin nadie por las calles de Triana tras fallecer su madre, siendo luego Sacristán de Santa Ana y un grandísimo devoto de su Esperanza de Triana, a la que si le habla, pero a su manera y desde el corazón.

Entre los muchísimos reconocimiento que ha recibido a lo largo de su vida cabe destacar la Cruz Pro et  Pontífice, la que le concedió el Papa Benedicto XVI. Decir sólo de este buen hombre, conocido no ya en Sevilla sino fuera también como el Mudo, que no le ha hecho falta nunca de hablar, pues con su inmaculada mirada llena de humildad todo lo ha dicho ya.

La Basílica de la Inmaculada Milagrosa de Aníbal González .


Fue Don Aníbal González uno de los más grandes arquitectos de su época, lo demostró en las muchísimas obras que para Sevilla dejó, resaltando de todas la maravillosa Plaza de España, su gran obra. Pero podría haber sido la más importante y su gran obra sin duda alguna, la Basílica de la Inmaculada Milagrosa, el sueño inacabado del famoso arquitecto que no pudo llevar a cabo por su muerte el 31 de mayo de 1929, quedando todo después en el olvido.

La primera piedra de la Basílica fue bendecida por el Cardenal Ilundain, acto que contó con la presencia del Rey Alfonso XIII. Eligiéndose el sitio de la Huerta del Rey en Nervión para ser levantada dicha Basílica, terrenos que fueron cedidos por la Marquesa de Tarifa a los Jesuitas, la que hoy podría haber sido la primera Basílica de Sevilla y uno  de los monumentos más visitados no sólo de Sevilla, sino de España.

El estilo de la Basílica iba a ser neogótico, de muy grandes dimensiones, tanto que su fachada estaba proyectada para alcanzar 45 metros de altura y flanqueada de dos torres  nada más y nada menos que de 100 metros de alto. Toda una joya que por desgracia no se pudo llevar a cabo y que Sevilla lamentaría por siempre.

Placa de la Soledad de San Buenaventura en la Plaza de los Maldonados.

Esta placa se puede ver en la antigua Plaza del Caño Quebrado, actual Plaza de los Maldonado, lugar donde tuvo su origen la Hermandad de San Buenaventura.

La placa fue colocada el 21de Enero de 2006, por lcelebración del 350 Aniversario  de la Corporación.

Foto Hermandad de San Buenaventura.

Cúpula se San Luis de los Franceses.


Esta portentosa cúpula de la Iglesia de San Luis de los Franceses es una de las más ricas de toda Sevilla, obra del afamado arquitecto Leonardo de Figueroa, de estilo barroco.

Foto El Correo de Andalucía. Cupula de la Iglesia de San Luis de los Franceses.

El cuadro de Esteban Márquez de la Universidad de Sevilla.


Esta magnífica pintura se encuentra en el Salón del Paraninfo de la Universidad de Sevilla, la que se titula Cristo y la Virgen como protectores de la infancia ( la que todos los niños del mundo deberían de tener muy buena ).

La obra fue realizada por el pintor Estaban Márquez de Velasco en 1694, siendo concedida a la universidad mediante concesión real. 

Vemos en el cuadro la escena de Cristo acompañado de algunos hombres que entregan ropa y comida a unos niños, como también a la Virgen con otros niños que llevan símbolos de la Letanía Lauretana. Un enorme cuadro que mide cerca de cinco metros de largo y casi tres  y medio de alto.

Azulejo de Santa Lucía en la Iglesia de Santa Catalina.


Este azulejo de Santa Lucía, Patrona de los Invidentes se encuentra en la fachada lateral de la Iglesia de Santa Catalina. La Santa tiene una espada, la que le causó la muerte y una palma, atributo de los mártires, sosteniendo en su mano izquierda una bandeja en la que hay  unos ojos, los que según la leyenda fueron arrancados a Santa Lucía.

Fue pintado el retablo por Antonio Kiernan Flores y fabricado en Cerámicas Santa Ana. Un azulejo que fue encargado por la Hermandad de Gloria de Santa Lucía con motivo de sus Bodas de Plata.

 El diseño del marco es de Luis Fernández y Joaquín Cordero. Dicho azulejo tiene en la parte izquierda la fecha de la fundación de la Hermandad, y  en la derecha las siglas muy conocida de la O.N.C.E.

Azulejo de Paco Gandía.


En el barrio se San Juan de la Palma, en la calle Viriato se encuentra este azulejo en el número 3, casa donde nació el grandísimo e insuperable Paco Gandía, cuyo verdadero nombre era Francisco Gómez Gandía.

El Coro del Convento de Santa María de Jesús .


Se encuentra este Coro a los pies de la nave del maravilloso templo de Santa María de Jesús, del que destaca su gran reja que separa el  templo de las estancias del Convento.

Vemos por encima de la reja un bellísimo Crucificado, obra del siglo XVII procedente del Convento de Santa Clara. Y a sus lados dos cuadro, que representan escenas franciscanas y los mártires franciscanos del Japón.

Foto de Francisco Palma.